Madre,
yo que nunca te escribo estoy aqui dejando esta nota en el bolsillo de tu delantal porque se que nunca revisaras tu e-mail, porque se que ya no esperas del cartero mas que cobros y notas del gobierno.
Estoy acordandome de cuando eras niña, de cuando anhelabas tener tu casa grande para toda tu prole, para organizar fiestas, para recibir nietos.
Estoy recordante jugando en el rio con un piedra lisa a la que le pones ojitos y luego envuelves en una manta, tu muñeca de piedra, tu casita de aire y de arrollo, tu carita de Angel que no comprende porque torturan a la niñas chiquitas en esta era.
Creciste con un golpe en el corazón. Lo he sentido muchas veces cuando te sueño buscándome, cuando nunca me encuentras y te enojas contigo por no haber nacido hija de la esposa rica de tu padre. Tu que llegaste al mundo boca arriba como los hombres, en el jacal de una campesina que nunca te conocio realmente, tan ocupada como andaba en su pobreza.
Madre tú que juraste acabar con tu pasado, tú que ahora tienes la casa grande, alfrombrada de nubes, tú que aun duermes al lado de tu maquina de coser, en el mismo lugar que nació mi hija, tu única nieta negra.
Madre tú que que te acuestas sola buscando el camino de Santiago en las estrellas, cuando leas mi recado por favor acuérdate de tu momento más alegre, de tu carita de Angel, de tu casa grande, de todo el amor del rio y de la piedra y de la brisa bajo el arbol que algún dia te vio anhelar una nación de gente libre y natural, gente sin envidia y sin posición social, gente puramente viva llena de aire limpio y de sol. que mi abrazo te llegue fuerte y calido, como el abrazo del padre que no tuviste, el abrazo de la madre que te pide perdon, el abrazo de la hija en cuyas venas vive aquel tu sueño del arrollo.
La Silvita
Pocket by Silvia Parra - México
Wednesday, March 26, 2008
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